Esta tarta se arma en pocos minutos y es genial como aperitivo. La receta original era con cebolla cruda, pero durante el horneado no se cocina bien y queda muy pungente. Mi aporte fue freir la cebolla antes del horneado, además de reducir el aceite y aumentar un poco el agua en la masa.
Masa
Masa
1 cucharadita de sal
2 tazas de harina
2 cucharaditas de polvos de hornear
1/3 taza de aceite de oliva
1/2 taza de agua hirviendo
Revolver la harina + polvos de hornear + sal. Agregar el aceite y luego el agua hirviendo. Montar sobre un molde de pie de 30 cm de diámetro, cubriendo el fondo y los lados.
2 tazas de harina
2 cucharaditas de polvos de hornear
1/3 taza de aceite de oliva
1/2 taza de agua hirviendo
Revolver la harina + polvos de hornear + sal. Agregar el aceite y luego el agua hirviendo. Montar sobre un molde de pie de 30 cm de diámetro, cubriendo el fondo y los lados.
Relleno
2 cucharadas de aceite de oliva
2 dientes de ajo
1 cucharadita de paprika
1 cucharadita de sal
1/4 cucharadita de pimienta
2 cebollas grandes cortadas en círculos concéntricos o medios círculos
1 tarro de leche evaporada
2 huevos
1 taza de queso rallado
Pre-calentar el horno a 200ºC. Poner en un sartén grande el aceite de oliva + ajo + paprika + sal + cebollas. Freir revolviendo cada 30 segundos hasta que la cebolla esté dorada. Poner la cebolla sobre la masa. Mezclar en un bowl la leche evaporada + huevos + queso rallado. Vaciar el batido sobre la cebolla. Espolvorear la parte superior con una pizca de paprika. Llevar al horno por 30-40 minutos, hasta que esté cuajado y la masa y el relleno estén dorados. Servir caliente. Si queda algo (¡lo dudo!) se puede re-calentar sin problemas, reviviendo casi todo el sabor original.
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